La inteligencia artificial funciona como un humano, haciendo sugerencias o respondiendo a preguntas basadas en datos. Esto se puede entender comparándolo con un propietario de una tienda de barrio. A medida que aprende más sobre los clientes, las recomendaciones del propietario son más precisas. Teniendo en cuenta esto, la inteligencia artificial ha cambiado el comercio electrónico.
La inteligencia artificial hace lo mismo. Recoge datos para ser más inteligente sobre un individuo o grupo en un escenario específico. Digamos, por ejemplo, que un hombre de 25 años está comprando cerveza. La inteligencia artificial podría recomendarle aperitivos basándose en datos de clientes similares. A medida que aprende más sobre el comprador las recomendaciones pueden ser más precisas, como el dueño de la tienda del barrio.
La inteligencia artificial ha cambiado el comercio electrónico. Las recomendaciones de productos, los resultados de las búsquedas, los chatbots, las promociones sobre la marcha, las entregas más rápidas mediante la previsión de las necesidades de inventario… todo depende de la inteligencia artificial. Aparentemente, todas las funciones del comercio electrónico podrían beneficiarse de la IA, desde qué productos vender y en qué mercados hasta cuándo reponer el inventario.
La Inteligencia Artificial es hoy una realidad en aspectos cotidianos de nuestra vida, como el comercio electrónico. Si se ha preguntado por qué le llegan mensajes o aparece en medio de una web que visita publicidad de un determinado artículo sobre el que previamente había buscado información, eso es inteligencia artificial.