El desarrollo de la inteligencia artificial cada vez está más presente en nuestras vidas y con el paso del tiempo su presencia irá en aumento gracias al impulso que actualmente están aportando los gigantes tecnológicos.
Un bot es un software de inteligencia artificial diseñado para realizar una serie de tareas por su cuenta y sin la ayuda del ser humano como hacer una reserva en un restaurante, marcar una fecha en el calendario o recoger y mostrar información a los usuarios. El modelo más frecuente es el del chatbot, un robot capaz de simular una conversación con una persona y por ello cada vez están más presentes en las aplicaciones de mensajería.
Dado lo anterior, supone el uso del prefijo chat y el sufijo bot; para identificar a este software capaz de comunicarse con los humanos usando inteligencia artificial. En síntesis; un chatbot es un programa informático con el que es posible mantener una conversación, tanto si queremos pedirle algún tipo de información o que lleve a cabo una acción.
Entre las ventajas loables de los chatbots es que, a diferencia de las aplicaciones, no se descargan, no es necesario actualizarlos y no ocupan espacio en la memoria del teléfono.
Además, podemos tener integrados varios bots en un mismo chat, de tal forma que nos evitamos estar saltando de una app a otra según lo que necesitemos en cada momento, proveyendo una experiencia de usuario más agradables e interacciones con el servicio de atención al cliente más rápidas y sencillas.
Los chatbots como dijimos incorporan sistemas de inteligencia artificial, por tanto, tienen la posibilidad de aprender sobre nuestros gustos y preferencias con el paso del tiempo.
Siri, Alexa, Jarvis, Watson o Cortana, para citar algunos servicios; funcionan a gracias a este sistema, tambien han estado en funcionamiento en los últimos años son los chats como Facebook Messenger o en aplicaciones de mensajería instantánea como Telegram o Slack. En el caso de Slack los chatbots estaban incorporados como si fueran un contacto más.
Los chatbots están de moda, pero lo cierto es que ya llevan muchos años entre nosotros. En los años 60, Joseph Wiezenbaum inventó el que se cree que fue el primer chatbot en el laboratorio de inteligencia artificial del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos. Su nombre era Eliza y estaba diseñado para procesar el lenguaje natural y trabajar como terapeuta, pero aún no se trataba de un sistema muy sofisticado y en muchas ocasiones respondía a una pregunta con otra pregunta.
Uno de los conceptos más discutidos en torno a los chatbots es el test de Turing. Se trata de una prueba propuesta por Alan Turing en su ensayo de 1950 en Computing Machinery and Intelligence.
Su objetivo es evaluar la capacidad de una máquina para exhibir un comportamiento inteligente, similar o indistinguible del de un ser humano. En esta prueba, un humano evalúa conversaciones en lenguaje natural entre un humano y una máquina diseñada para dar respuestas parecidas a las de un humano. En caso de que el evaluador no sea capaz de distinguir correctamente entre el humano y la máquina, el ordenador habrá pasado la prueba.
Pero, ¿Puede realmente el Test de Turing distinguir un robot de un humano?
Durante décadas, ningún chatbot consiguió ser lo bastante avanzado como para superar la prueba de Turing, a pesar de celebrarse concursos de este tipo con regularidad.
Pero en 2014 corrió como la pólvora la noticia de que una computadora había superado por primera vez el test de Turing fingiendo ser una niña Ucraniana de 13 años de edad. Y aunque ha habido ciertas críticas a la validez de esta prueba, lo cierto es que en los últimos años estamos viviendo un nuevo “boom” de estos programas.
Lo cierto es que la Inteligencia Artificial (IA) es una realidad y con ella innovaciones como los chatbots hacen su aparición para ayudar a marcas, plataformas, empresas, ejecutivos y editores a conocer mejor a sus audiencias y optimizar la manera en que se comunican con ellos. De este tema, les compartí un artículo días atrás.
Los chatbots están cada vez más presentes en nuestro día a día y pareciera inevitable que acaben por sustituir a los teléfonos de atención al cliente, instalándose cada vez más en nuestras vidas, a través por ejemplo de con asistentes personales móviles.