Esta semana ha tenido lugar en Madrid el último evento de este año. Un encuentro que reunión a doscientas personas en las instalaciones de Google Campus de la capital para escuchar 3 charlas de gran interés. A lo largo de las 3 horas que duró el evento, pudimos escuchar los testimonios de los 4 ponentes que nos hablaron sobre PLN, machine learning y computación cuántica. Ahora te contamos cómo Madrid AI cierra el año 2019 con un evento que no dejó indiferente a ninguno de los presentes.
Tras la apertura del evento de la mano de los organizadores, Noa Cruz, investigadora aplicada en Procesamiento del Lenguaje Natural de Bankia nos dejó clara una cosa: que la IA puede ser un mecanismo para mejorar el día a día de personas normales. Si tan útil puede ser, ¿por qué no implementarla en nuestra empresa? Cruz enfocó su ponencia hacia la atención al cliente, y nos dejó claro algo, podemos ayudar a los clientes gracias a la IA además de evitar la huida de los mismos, podemos prevenir e incluso invertir su marcha. ¿Cómo podemos conseguirlo? Mediante una de las características más significativas de la inteligencia artificial: el PLN para crear la mejor experiencia de usuario posible. Gracias al PLN podemos recabar la información que posteriormente debemos clasificar para dedicarnos al cliente de lleno, hasta aquí fácil pero… ¿cuál es el principal obstáculo?
La negación.
La lengua española es uno de los idiomas que más partículas negativas posee (un 30% frente al 20% de la lengua inglesa) pero no siempre queremos negar cuando las utilizamos, es importante detectar el sentido que tiene la negación en la frase y ver cómo afecta a la misma. Tenemos una lengua muy compleja y eso nos complica un tanto las cosas. Aún queda mucho camino para resolver este problema. Como muestra de confianza en nuestra industria, Cruz cerró su ponencia con un mensaje esperanzador:
“Mentes brillantes haciendo cosas increíbles”
Y así abandonó el escenario para cedérselo a Ana de Prado, machine learning en Inteligenz que nos dejó clara una cosa: hay tanto hype con estas nuevas tecnologías como desconocimiento sobre las mismas. El problema radica en la estigmatización que tenemos hacia el error. Ana repitió a lo largo de su ponencia (breve pero intensa) que los errores no son malos, pero sí necesarios. No hay forma de aprender sin errores, y nuestro trabajo no es otro que encontrarlos y solucionarlos, pero para eso primero tienen que estar. Al fin y al cabo, quienes lo hacen son personas, y las personas se equivocan.
Tras darnos esta reflexión, dirigió su charla hacia los sesgos, donde dejó claro que no todos son malos. Tal vez así suene extraño, ¿cómo un sesgo va a estar bien? es difícil de comprender, pero entonces ella nos puso un ejemplo:
“¿Está mal darle preferencia a las personas discapacitadas para que tengan más probabilidades de aparcar cerca de la puerta que el resto?
Ahora todo encaja.
Además, De Prado destacó 3 tipos de errores o sesgos a los que debemos prestar especial atención: los sesgos estadísticos, sesgos injustos y los sesgos inconscientes. Estos últimos son los más peligrosos pues, como su propio nombre indica, son inconscientes, no sabemos que están ahí hasta que ya es tarde. Pero la culpa no es de la máquina, pues estas no están sesgadas: somos nosotros quienes lo estamos. Es nuestra ética la que juzga lo que está bien y lo que está mal, no la máquina. Y con esta reflexión terminó su charla.
Por último, fue el turno de Samuel Fernández y Cristina Casas de Quantum Finance. Quizá la charla más técnica y compleja de las 3, pero tan interesante como las demás.
Ambos nos hablaron de las ventajas que ofrece la tecnología cuántica, cómo funciona y cómo podemos aplicarla. Así, a simple vista, parece complejo, pero podemos utilizar una de las frases de Casas para coronar esta ponencia:
“Tenemos que simplificar mucho para entender las cosas”
Y es que puede que esta tecnología sea compleja, pero puede ayudarnos con los problemas que hemos ido acarreando desde hace años. Ayudarnos en aquellas tareas enrevesadas donde aún no hemos hallado solución, darle un empujoncito a los tecnologías clásicas y todo ello con una gran eficiencia energética, algo muy necesario en nuestro mundo.
Tras esto, las preguntas surgieron por doquier en la sala, incluso entre los propios ponentes, que decidieron dejar el debate para un ambiente más distendido entre refrescos y pizzas.
Así es como terminó el evento que ha cerrado este 2019. Se repartieron los regalos a los presentes (algo muy acorde con las fechas navideñas),y no dedicaron un último regalo… el anuncio del próximo evento, que tendrá lugar en marzo.
¡Qué ganas de 2020!